El quinto yama, APARIGRAHA o la generosidad, resulta del cambio en el punto interno de referencia, cuando este pasa del ego espíritu.
El yogui conoce su naturaleza esencial y es por ello que expresa su generosidad espontáneamente en todos sus pensamientos, sus palabras y sus actos.
La consciencia limitada refuerza las limitaciones; la consciencia expandida genera, y nos hace conscientes de la abundancia.
La presión, estrés y ansiedad, es lo contrario a todo esto; queremos controlarlo todo. Este yama es ser humildes con nosotros mismos primero y luego con los demás.�Implica la ausencia de aversión. Desaparece el ansia de acumular posesiones materiales.
Esto no quiere decir que no disfrutemos del mundo material, sino que no nos dejamos esclavizar por él.�Es decir a través de la práctica del yoga se cultiva la expansión de la consciencia, y gracias a ella se despierta en nosotros la generosidad, porque la naturaleza misma es generosa.
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